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Cerriles 1237

Persiste indignación por el accidente de Sonia Rodríguez, una persona responsable, amigable y cercana a las actividades religiosas, según las costumbres que se practican en nuestra ciudad.
Es por ello que la gente, unida ha expresado apoyo al niño que Rodríguez dejó en orfandad, y arremete con comentarios en contra de COCONAL.
De la empresa es sabido que la gente la desprecia, en primera porque desde la construcción de la rúa las tierras de ejidatarios o campesinos quedaron fragmentadas sin que el gobierno y empresarios respetaran acuerdos, y en segunda, porque los precios son altísimos, ocurren accidentes fatales por los que no se respeta el seguro carretero (pretextos para que no sea válido son bastantes) y tercera, desde que se construyó la rúa de cuota la carretera libre dejó de ser mantenida. Ahora, al conocerse abusos “laborales” las cosas han caído en el extremo.
Sonia Rodríguez, con domicilio en el número 618 de la calle Matamoros, murió víctima de accidente mientras prestaría servicio. Tuvo qué ocurrir así para que los que ahí trabajan, sepan que de pasarles lo mismo, nada podría garantizarles partir en paz.
Los comentarios son bastantes, y aunque se trató contactar con directivos de COCONAL, las largas fueron muchas, al menos vía telefónica.
Algunas personas hablan de que harán dos semanas del percance, y existen versiones diversas sobre lo acontecido. Lo que está claro, es que tanto autoridades como empresarios quisieron que no se escandalizara sobre el tema.
Empleados de la empresa señalan que la mujer laboraba como operadora de caseta y que bajó del vehículo que transportaba al personal. Primero otras empleadas salieron de la unidad, y entonces tocó el turno a Sonia, quien cruzaba la carretera cuando pasó a gran velocidad el auto fantasma. Luego de ser atendida, personal de este lugar determinó su envío a la capital.
Aquí se habla de la responsabilidad que habría tenido el chofer, en cuanto a si bajó al personal en lugar seguro o no.
Aunque hablan de un auto fantasma, el accidente dejó como saldo una víctima y familiares han de obtener una indemnización.
Y es que, abogados saben muy bien que en caso de accidente laboral, se tiene derecho a una recompensa monetaria que normalmente equivale a los costos médicos y otros gastos generados por el suceso. Sin embargo, cuando el trabajador fallece, el resarcimiento se rige por otras condiciones.
Generalmente, en estas situaciones se emite el pago en forma de una pensión. El importe de la pensión, así como el tiempo y la forma de pago de la misma son calculados en base a diversos factores, como el tiempo que tenía el trabajador en su puesto, su último sueldo, las causas del accidente, entre otros.
Los beneficiarios del resarcimiento por muerte del trabajador pueden ser únicamente los familiares directos. Estos suelen ser el cónyuge y los hijos, o en su defecto, sus padres, sin embargo, si el fallecido no tenía a nadie con este tipo de parentesco, la empresa empleadora no es responsable de emitir pago alguno.
En el caso que nos ocupa se habla de un menor, y es el que apura a la sociedad.
Sobre el responsable, ya no interesa el color, modelo o demás características del automóvil. Aunque ocurra su detención, nada devolverá la vida de Sonia, no obstante se habla de la instalación de cámaras de seguridad que habrían al menos de proporcionar alguna pista. Asimismo se cree que otros trabajadores pudieron haber presenciado el percance. Otro aspecto es que ambos tramos carreteros cuentan con patrullas de policías estatal, quienes han de estar atentos a cualquier llamado de emergencia.
Sobre la familia de la mujer, solo se comenta que “era hija de “Porfirio, ex trabajador de la empresa “Barrilito”, quien a su vez fue hijo de “El Borrego”, ambos fallecidos.
Al parecer los médicos pretendían una intervención quirúrgica, pero un problema en la vesícula les impedía llevar a cabo tal procedimiento, posteriormente cayó en estado de coma, del cual ya no pudo recuperarse.
Sobre su hijo, conocidos comentaron que apenas se hacían los trámites para inscribirlo en el Seguro Social.

Lamentable caso.

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