El fallo judicial que anula la elección local del primero de julio puede derivar en una gran efervescencia social de consecuencias aún inimaginables pero ciertamente previsibles.
El duelo de dimes y diretes entre los principales protagonistas de este inédito capítulo de la historia política de Cerritos, ha pasado de la finura de la esgrima retórica al más rústico machetazo verbal tirado con las más aviesas intensiones de hacer daño letal al oponente, situación que nada abona al deseo de tranquilidad y armonía que Cerritos requiere y sí es un llamado a la violencia que antaño sentó sus reales aquí.
En estos momentos deben prevalecer la cordura y la tolerancia, por el bien común.
Los argumentos defensivos de ambas partes rebasan ya el límite de la prudencia al transitar de la critica a la descalificación, incluyendo ya señalamientos que invaden el ámbito privado y familiar, causando escoriaciones profundas que serán después difíciles de restañar. Es decir, pasaron de la defensa al ataque.
La contundencia de los triunfos en la mesa obtenidos por el tricolor, han erizado las pieles más sensibles del panismo autóctono que en su renuencia por aceptar sus errores en la defensa de su cuestionado triunfo en las urnas han optado por disparar en redondo contra todo lo que se mueve con tal de endosar sus culpas a elementos ajenos a su soberbia y estulticia política. Verbigracia: La prensa local.
La pedantería de un ex ministro de culto y de un delegado federal, adicionada a la ambición de poder de una pareja ex presidencial –que ya saboreó las mieles del poder, cuya adicción es incontrolable– llevaron a desperdiciar a un excelente candidato, culto, honesto y bien preparado, quien en condiciones legalmente más propicias hubiese sido idóneo para manejar los destinos de Cerritos. Y por si ello no bastara, los iluminados mecenas de este fracasado proyecto involucraron también a una distinguida dama, profesionista capaz y ama de casa respetada y ejemplar, en esta fallida aventura en la que sus autores intelectuales creían ingenuamente que ellos serían los beneficiarios para concretar sus aspiraciones de retomar el control de la política local y obtener la presidencia municipal, dado que aún no superan el trauma de las derrotas sufridas recientemente en los ámbitos local, estatal y federal.
En su ceguera intelectual subvaloraron a sus oponentes tildándolos de improvisados jurídicos, olvidando la sabia premisa de la Universidad salmantina que sentencia contundentemente que: “Lo que natura no te otorga la universidad no te lo concede”.
Más claramente: No basta el título, hay que tener inteligencia, y los defensores del profesor la tuvieron, eso está sobradamente probado. El equipo legal tricolor encabezado por un joven fedatario y otros abogados generacionales dieron una lección de sagacidad y conocimiento jurídico en la defensa de su candidato.
Ahora todo quedará en manos de los candidatos y de sus equipos de campaña. En esta segunda opción se verá en realidad quién es quién. Y será un ridículo gigantesco culpar a la prensa de los errores y las omisiones cometidas.
Una cosa es clara y hay que aceptarlo: Ningún medio informativo, local o externo, obligó o influyó en la toma de decisiones de los votantes. Las opciones de sufragio fueron meramente decisiones personales así que no hay que achacar resultados a la prensa, sus reporteros y analistas sólo consignan los hechos u opiniones para pensarse, no creerse, sin dar gusto a nadie más que a la verdad.
Así será también en esta nueva contienda, si se llega a realizar.
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