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Cerriles 532

A casi 6 meses de la administración que dirige Dulce María Montes Zúñiga, desconcierta en el preámbulo panista el crédito de 2.5 millones de pesos para el pago de laudos.

“Chispita y amigos”, hicieron bien al preocuparse por pagar las enormes cantidades que asfixian al ayuntamiento, pero es raro que no informen con exactitud nombres ni cifras en los que la cantidad habrá de aplicarse.

El endeudamiento se presenta como un nuevo paradigma que dejaría atrás el débito que se tiene con actores de juicios laborales concluidos, pero de nada sirve si ahora la deuda será en favor de una institución bancaria que cobrará intereses por la suma.

De esto, tampoco se ha informado con claridad, y sería perjudicial que con la cantidad aprobada, sólo se cubrieran laudos en favor de “dos o tres” panistas, porque entonces se le debería a la institución de crédito y todavía a un grupo de trabajadores que fueron despedidos injustificadamente en tiempo y forma.

Por otro lado, una hipótesis que no resulta descabellada es que “ya con dinero en mano”, los funcionarios pueden comprarse un buen cuchillo y cortar mejor las rebanadas de pastel para servirlas a los golosos en cantidades mejor proporcionadas.

No es difícil entender que ante tanto misterio, el grupo albiazul, «algo trama», pero en fin, la sociedad cerritense acostumbrada ya a la pavimentación de calles, entrega de balones y miércoles desolados, (perdón, se dice «ciudadanos») ya deseaba otro tema de conversación, y hablar del crédito es un buen cascabel para ponerle al gato.

Hay que reconocer el valor de Nicolás Barrón, conocido como «El Aguajo». A diferencia de muchos cuyos comentarios versan en igual sentido, este hombre sí permitió que se publicara su nombre al mencionar una crítica contra el partido al que pertenece.

En una actitud distinta a la observada por quienes han logrado más de medio millón de pesos al ganar demandas laborales, “El Aguajo” no ha podido irse de viaje, ni ha comprado carro nuevo, remodelado propiedades, comprado casas, “o ver otros cueros”, sino sólo ha hecho corajes.

Contrario a sacar provecho de la Tundra, “ha tenido que meterle de su bolsa”.
Ya se dio cuenta. “La trocona” gasta demasiada gasolina y las refacciones y el mantenimiento son carísimos.

Bueno, la camioneta está valuada en 300 mil pesos, pero hasta ahora no ha podido tomar ni un centavo. Por eso mucho le incomoda al personaje que la autoridad haya decidido endeudarse para pagarle hasta el último peso a ciertos panistas que durante la campaña “no se la rajaron igual”.

En fin, dice Nicolás Barrón Cárdenas, “en este mundo nomás vamos de paso”.

Nos leemos luego…

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