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El castigo de estos fierros tan molestos

Marco Serna.- Ante la poca ayuda lograda en el DIF municipal de Cerritos, otro vecino de este lugar se ve obligado a solicitar apoyo en el ayuntamiento del Ciudadano Ignacio Chavira Pineda (Munícipe de Villa Juárez).
¿Para dónde le da uno? ¿Para dónde mas? Se pregunta Gerardo Reyes, quien apoyado con un par de muletas intenta entrevistarse con el Ciudadano.
El jueves por la mañana, al bajarse de una camioneta en la que apenas cabía una tripulación de 3 personas, el lesionado da muestra de padecer serias molestias a causa de los fierros que le atraviesan la pierna derecha.
Testigos explican que Reyes, botero de jaripeos y ex empleado del ayuntamiento sufrió un accidente al caer de un andamio.
Al entrevistarse con este medio relata que al día siguiente, tendrá una cita en la ciudad de San Luis Potosí donde se inspeccionará su herida.
“No tenemos ni para el pasaje ni para nada, luego me dieron una receta para que la surtiera”, por eso la desesperación.
El hombre, muestra el documento y luego dice “por fortuna esta medicina sí la tenían en el Seguro, pero esta pomada de 330 no”.
Con repudio, manifiesta que en el DIF municipal de Cerritos no existe el apoyo suficiente para cubrir sus necesidades.
La lesión le impide trabajar y acostumbrado a hacerlo mientras su condición de salud es buena, se nota desalentado.
“Dulce (la alcaldesa de Cerritos) me dio 200 pesos hace 6 meses, y en el DIF un muchachillo me dio una despensa… es un apoyito verdá, pero yo no puedo depender de eso, no es nada, absolutamente nada”.
Luego de declarar, su vista apunta hacia las decenas de escalones que tiene que subir para exponer su caso al alcalde de Villa Juárez.
Parece riesgoso subir a la planta donde se ubican las oficinas del Presidente Municipal, pero el amigo se atreve.
No imagina que para hablar con un personaje de tal envergadura por lo general es dificultoso.
Gerardo, se apoya del par de bastones de metal. Los extremos superiores se adaptan a sus axilas y con la fuerza que aun tiene en sus manos y antebrazos comienza la travesía.
Sube un escalón, sube otro y otro más. Su cuerpo se pierde en el edificio presidencial…
De antemano ya se sabía la respuesta que al afectado darían en un sitio que no es el de su origen.
Así, termina la exposición de solo un caso que se vive en el municipio que nos vio nacer, uno de cientos que no son narrados, de esos cuya circunstancia excede los ensueños de la prosa.

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