Danzas a San Juan Bautista sobre calles de Cerritos

• Participaron tres de los quince grupos que fueron convocados

Rubén Salazar.- Tres de los quince grupos convocados para el desfile de danzas con motivo de las fiestas patronales fueron los que a lo largo de las calles de Cerritos recibieron la curiosidad y aplausos de la concurrencia que no hizo caso de la amenaza de lluvia.
Este lunes, como parte de los festejos de San Juan Bautista se había anunciado el desfile de quince grupos de la cabecera y de algunas comunidades.
Quizá la lluvia, o algo pasó, pero al final los grupos de Charco Blanco, Palo Seco y de la propia parroquia de San Juan Bautista fueron quienes compartieron este arte en el que se hermanan las culturas prehispánica y cristiana, en atuendos, ritmos de tambores y pasos de baile.
Ataviados con penacho (al que también se llama chimal), de vestuario rosa y verde, jóvenes de Charco Blanco marcaron al son del tambor los pasos de una danza chichimeca, la danza de la Santa Cruz.
Niñas de Palo Seco, de azul cielo y coronadas de blanco, interpretaron la danza de San Francisco de Asís, por supuesto con un loco o diablo que con su máscara interactuaba con el público, mientras que las jovencitas de la parroquia de San Juan Bautista, de verde y rojo, compartieron una danza guadalupana.
El vestuario tradicional para las danzas de inspiración prehispánica, o chichimecas, consta de penacho o chimal, de una enagüilla, elaborada de diversas telas, entre ellas la terciopana, sobre la cual se bordan diversos dibujos, con brillantes de lentejuelas y chaquira.
En la parte inferior se utiliza canutillo con bordas de estambre y barbillas de colores chillantes.
Forma también parte del vestuario, un chaleco que hace juego con las enagüillas, en terciopana y bordado de lentejuelas y chaquira; en su espalda suelen llevar la imagen de la Virgen de Guadalupe.
Todo esto se complementa con camisas de seda, calzonera, fajilla, medias de popotillo, un arco, una sonaja y huaraches de 3 agujeros con capa de láminas.