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El fantasma de la Revolución

@pluri_nominal
La Primavera Juvenil que tuvo como parte aguas la protesta de estudiantes de la Ibero contra la visita de Enrique Peña Nieto, mueve a parafrasear las líneas con que Marx y Engels inician el texto de su “Manifiesto al Partido Comunista” para decir: “Un fantasma recorre al país”, el fantasma de una nueva revolución política.
Pero antes recordemos algo de la historia de las inconformidades estudiantiles espontáneas y que marcaron un hito en la estructura social contemporánea.
Corría el año de 1975, era un viernes 14 de marzo y el auditorio de la facultad de Medicina de la UNAM se hallaba abarrotado para recibir la visita del presidente Luis Echeverría Álvarez, quien buscaba reconciliar a su gobierno con los estudiantes universitarios, luego de las sangrientas represiones del 68 y el 71 que enlutaron a todo el país. Entremezclados con el estudiantado incontables guardias presidenciales, agentes de la DFS y corifeos del mandatario prorrumpían en aplausos cuando el presidente fustigaba a los universitarios llamándoles “jóvenes fascistas manipulados por la CIA” y otra suerte de lindezas provocadoras.
La reacción juvenil fue lógica: Al salir del recinto miles de universitarios le gritaron a coro al gobernante: “¡Fuera, fuera, fuera!, quien con el rostro desencajado por la ira recibió como premio una pedrada en el rostro que le bañó de sangre su característica calva.
La historia se repite:
El pasado 11 de mayo, Enrique Peña Nieto encaró expresiones hostiles y la misma consigna que aún taladra sus oídos: “¡Fuera, fuera, fuera!” coreadas ahora por estudiantes de la Universidad Iberoamericana en reclamo a su papel en los conflictos suscitados hace seis años en San Salvador Atenco y por su relación con el duopolio televisivo Azteca-Televisa.
Si bien Peña no recibió un pedradón físicamente, es claro que la inconformidad de los jóvenes le lanzó una contundente bola de nieve que crece y crece arrastrando a su paso los viejos esquemas de hacer política, aplastando las ínfulas triunfalistas y reventando los hilos de la manipulación de masas a través de ardides publicitarios y de estadísticas prefabricadas. Ante estas protestas legítimas sus sesudos propagandistas no tienen argumentos válidos para rebatir.
La actitud contestataria de los jóvenes no es producto de la casualidad ni del oportunismo, sino que tiene su génesis en el hartazgo de las nuevas generaciones ante las posturas falsarias de los políticos, la partidocracia, la manipulación mediática y la corrupción institucionalizada.
El despertar juvenil genera una esperanzadora expectativa para el país de encaminarse hacia una inédita revolución social pacífica, cuyas armas más poderosas son las valientes expresiones juveniles, libres de manipulación por parte de cualquier corriente ideológica, por más que los presidenciables oportunistas se arroguen su control o su beneficio.
Es patético ver como los aspirantes presidenciales, tanto de la derecha como de la izquierda pretenden capitalizar este movimiento que nació puro, libre y autónomo, sin cabezas visibles y sin ideologías declaradas. Aunque la sentencia popular dicte que toda revolución se encamina hacia la izquierda.
El movimiento de los jóvenes, sus marchas de protesta, hacen cimbrarse hasta sus cimientos a un régimen caduco que ya no representa los intereses de una nueva clase social más demandante y mejor preparada en las aulas universitarias y en los institutos de educación superior del país.
Cuando esta corriente social confluya con otros movimientos como de los de Wirikuta, el de Javier Sicilia, el Zapatismo y el Movimiento Amplio Opositor de Cerro de San Pedro, habrán puesto los cimientos de una nueva estructura política más equitativa y justa. Lo que México demanda.

CINCELAZO.- Hay Primaveras que congelan.

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