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CERRILES 2309

¡Atención, mexicanos! Tenemos entre nosotros a una artista disruptiva, una visionaria que ha llevado el concepto de «dejar huella» a niveles estratosféricos. Sí, hablamos de “Lady Caca”, la mujer que transformó un viaje en taxi en una instalación artística digna del Museo de Arte Moderno… o del asiento trasero de un Chevrolet.

Demetrio, un conductor de app con más mala suerte que un perro en misa, recogió a una pasajera en pleno Centro de Torreón. ¿Su error? No notar que la dama venía con un open bar interno en modo «reproducir en bucle». Lo que siguió fue un viaje épico: vómito por la puerta, parada técnica en la Colón, y un desenlace que ni el guionista de La Rosa de Guadalupe se hubiera atrevido a escribir: un regalo fecal en el asiento. ¿Vómito? ¡Ja! Era como una de esas obras de arte moderno que solo entienden los intelectuales, pero con olor a antro y desmadre.

La cereza del pastel: la señora, en un gesto digno de la realeza, dejó $500 pesos como propina. Porque nada dice «lo siento» como un billete manchado de… bueno, mejor no preguntar.

El relato de Demetrio explotó en redes, convirtiendo a Lady Caca en la influencer más indeseable de La Laguna. ¿Su defensa? La clásica jugada del «fue él quien quiso abusar de mí». Porque claro, ¿qué mejor forma de combatir un acoso que dejando un recuerdo aromático en el vehículo? La lógica es tan sólida como un ladrillo… de papel higiénico usado.

Ella, en un comunicado de Redes Sociales digno de un premio Oscar al guion más improvisado, soltó perlas como: «Si hubiera pasado, soy responsable» (traducción: «No fui yo, pero si fuera yo, lo limpiaría… quizás»). Y no podía faltar el toque de victimización cósmica: «Dios los bendiga». Amén, hermana.

Este caso nos deja lecciones vitales: que los taxis por app ahora incluyen terapia de exposición a fluidos corporales (¿quién necesita baños públicos cuando tienes asientos de cuero?), que $500 pesos es el nuevo «lo siento» premium (incluye limpieza express y trauma psicológico), y que las redes sociales son el juicio final moderno (¿pruebas? ¿Qué es eso? Aquí condenamos con memes y compartidas).

Si alguna vez subes a un taxi después de tres mojitos y un tequila, recuerda: el conductor no es tu enemigo… a menos que lleves una vejiga en modo tsunami. Y si vas a dejar un «regalo», que sea una propina en efectivo. En una bolsita, por favor.

Y a ti, Lady Caca, gracias por recordarnos que el verdadero arte no conoce límites… ni saneamientos. Tu legado perdurará, aunque sea en forma de historia que contarán los ubers con miedo a las borrachas creativas.

¡Hasta la próxima (y ojalá con menos drama… y más toallitas húmedas)!

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