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El dilema de elegir

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El abanico de aspirantes a suceder a Erasmo Galván Nieto se ha abierto completamente, el pueblo cerritense entra en la encrucijada de elegir, si no al mejor, sí al menos malo.
La baraja de personalidades muestra opciones muy diversas e interesantes y otras no tanto, pero todas con mucha enjundia.
Las preguntas que saltan en el ánimo de los electores son: ¿Cómo elegir al más idóneo? ¿Cuáles son los requisitos que deberá tener? ¿Cómo podemos hacer la mejor elección de un candidato, independientemente de las promesas de campaña?, ¿Qué candidato presenta las mejores condiciones para integrar el equipo de trabajo de alto desempeño necesario para gobernar y cumplir con las expectativas de los cerritenses?
La experiencia le ha enseñado al pueblo que elegir emotivamente resulta siempre erróneo, pues no siempre un candidato simpático es el mejor calificado para gobernar, lo cual desemboca en desencanto.
La hora de elegir razonadamente ha llegado, quien aspire a dirigir los destinos de este municipio debe tener las siguientes características: programa de gobierno claro, preciso y realista y un perfil definido de líder propositivo e inteligente.
La idea consiste en elegir un método funcional y sencillo sustentado en el sentido común —que por desgracia es el menos común de los sentidos aplicados en este tipo de selección— para que el elector descubra el perfil, conozca y escudriñe el programa de gobierno y observe y analice cualidades, conocimientos, capacidades y destrezas del prospecto a elegir para la función de gobernarlos.
El elector debe considerar que en el acervo personal del prospecto se cuenten cualidades tales como: Negociador, analítico, tener enfoque en resultados a corto plazo, técnico, cuantitativo, con toma de decisión racional, medición óptima del costo beneficio, decidido, evaluador, buen manejo de la presión.
Además, innovador, enfocado en mejorar y cambiar, sistémico, con enfoque en resultado mediano plazo, con toma de decisión más intuitiva, estratégico, sinérgico, buen trabajador en equipo, conciliador y visionario, y sin faltar, ser honesto y veraz.
Según Sigmund Freud, los seguidores apoyan a los líderes con base en dos características, las primeras racionales y las segundas originadas en el subconsciente de cada persona. En el caso de las racionales estas van ligadas con las expectativas de tener una mejor posición económica, estatus, poder o en su caso con los temores de perder una posición.
En el caso de las originadas en el subconsciente son imágenes que proyectamos en nuestras relaciones con los líderes producto de idealizaciones de nuestro pasado, generalmente referido a nuestros propios padres.
Cuando durante la relación líder-seguidor (candidato-votante), el seguidor realiza hacia el líder una transferencia positiva se logra una relación estrecha y ampliamente productiva. Cuando la transferencia es negativa empiezan a gestarse conflictos entre el líder y sus seguidores.
¿Habrá aquí quien llene estos perfiles? Y si no lo hay, ¿Cómo criticar a los oponentes?

CINCELAZO.- ¡Difícil, la búsqueda del paradigma¡

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