MARCO SERNA
«No hay ninguna otra organización, ni partido político que se preocupe por resolver las demandas elementales de los villhidalguenses, sólo el Movimiento Antorchista». Así expresa la página social del Honorable Ayuntamiento de Villa Hidalgo, comentario que surgió por los 42 años «de lucha» que cumplió el grupo.
Cuando llegó a la cabecera, la gente no supo que gobernarían personas de otro lugar, quienes hicieron de lado a los de Villa Hidalgo.
Y es que, de ser como lo señala el periodista Humberto Padget, en su reportaje «Antorcha, la máquina de extorsión del PRI», los de Villa Hidalgo no saben el infierno que les espera.
Mientras en La Villa, los antorchistas aun guardan compostura, en otros lugares como en el Estado de México, los acusan de vender el agua que surten en pipas, de adueñarse de predios, donde una vez instalados nadie los puede echar, de robarse la luz y otros servicios básicos, claro, amparados bajo el movimiento y tolerados por gobiernos estatales y federal.
«Nada, absolutamente nada que suponga un centavo deja de cobrar Antorcha Campesina», indica un entrevistado en el reportaje de Padget.
Antorcha funda colonias luego de que se posesiona de predios, allí acomodan a «la gente pobre», porque son el núcleo de la población del que se aprovechan para sacar dinero.
Según el reporte, todos los líderes de Antorcha Campesina se manejan exactamente igual. Empiezan con la invitación a la adquisición de un terreno y la asistencia a reuniones semanales con la aportación de cooperaciones. A eso le llaman “participación”. Cada junta cuesta algunos cinco pesos, pero para que la gente aspire al predio piden cierta cantidad de “participaciones”: marchas, plantones, colectas de recursos con botes y presencia a los eventos que se nos requiriera. Son cientos de “participaciones” por cada familia.
La relación entre la organización y los demandantes de vivienda se extiende por años durante varias etapas: la obtención del terreno, la construcción de la vivienda, la dotación de servicios y la escrituración de la propiedad.
Una vez que se tiene posesión del terrenos se cuenta con cierto tiempo para construir, entre dos semanas y un mes, y si no se le da a otra persona.
El terreno siempre se paga, independientemente si se obtiene por una compra de la organización, una invasión o una donación. Nosotros dimos un enganche de 15 mil pesos con lo que, independientemente de todas las “participaciones”, teníamos derecho a construir. Esto funciona sin ningún documento, los acuerdos son únicamente verbales.
Los pagos se difirieron en mensualidades de mil pesos hasta cubrir los 48 mil pesos en que Antorcha vende cada terreno regular según la colonia.
Es el mejor de los negocios: se vende un regalo adquirido con el dinero de otro, el contribuyente.
Y si a la familia le resulta imposible sostener las mensualidades, cumplir con las “participaciones” e invertir en la construcción de la casa, la organización impone interés mensual de 1 por ciento mensual que se incrementa hasta el 8 por ciento mensual sobre el monto del retraso.
“Hay gente que tiene su deuda duplicada con Antorcha Campesina”.
“Cuando terminé de pagar el terreno, quise que me entregaran documentos, pero me los negaron con el argumento de que ya no ‘participaba’. Fue entonces que los mandé al carajo y con otros vecinos estamos defendiendo nuestras casas”. Señala un entrevistado.
En el reportaje la gente que ha formado parte del movimiento indica que pagaron por ir a las marchas y plantones.
«Fuimos a una manifestación a la Secretaría de Desarrollo Social para exigir cemento para el Programa Piso Firme y nos dieron 80 toneladas de cemento que llegaban de día a las casas y lo sacaban de noche. Luego se repartía como regalo del PRI en las campañas».
Se da la situación de que varias personas se registran en el IFE utilizando una misma dirección en la que no viven. En 2012 cargaron la votación de un lado, del lado del PRI.
En las juntas semanales se insistió en votar por él y en fecha de elección Antorcha reparte despensas con azúcar, frijol y aceite.
Tienen bien amenazadas a las personas con que les van a quitar su casa o su terreno y, como mucha gente debe dinero, hay mucha gente muy sometida.
«Las marchas y plantones se dirigen contra las autoridades renuentes de otorgar servicios públicos y se acendran cuando se trata de partidos distintos al PRI, aunque también algunos gobiernos priistas lidian con las manifestaciones antorchistas», señala el reportaje publicado por Sin Embargo.
Explican que el mecanismo de protesta permanente favorece políticamente a los líderes de Antorcha en dos sentidos: ganan al denostar a sus rivales a los que responsabilizan de la falta de servicios y ganan al representarse como autores de su obtención cuando esta finalmente se logra, así sea con los recursos públicos ejercidos por aquella autoridad.
Hasta para protestar hay que pagar. Por ejemplo, el evento en que Antorcha llenó el Estadio Azteca en 2009, fue de asistencia rigurosa, pago de 70 pesos para el transporte al sur del Distrito Federal y aportación de 20 pesos como “cooperación”.
Las “Fiestas Patrias Antorchistas” de 2008 representaron una cooperación de 30 pesos a cada vecino de la colonia Leyes de Reforma. El aniversario del mismo lugar celebrado en 2006 impuso un desembolso de 50 pesos. Y el boleto de la “gran rifa” navideña de 2005 costó 100 pesos. Y las posadas de 2009, 30 pesos. Y la guarnición de camellón, 75 pesos y así sucede en otras partes del país.
Si alguien simplemente decide no participar le quitan su casa. Una conocida dejó Antorcha. Una ocasión salió unos días y, cuando volvió, la llave no abría la puerta. Había luces y personas: le dieron su casa a alguien más. Pensó en denunciar por despojo, pero ya no lo hizo.
En la actualidad el grupo de antorcha se intenta posesionar de las presidencias municipales de Cerritos y Guadalcázar.
Como ocupan Villa Hidalgo, se les acusa de desviar recursos públicos para llevar a cabo las manifestaciones contra alcaldes de tales sitios.
En Guadalcázar antorcha ya tiene representación en el Cabildo.
Antorcha Campesina, la máquina que saca dinero a los pobres
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