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Grupos musicales originales, en lucha legal contra los piratas

  • Conjuntos sufren el plagio de sus nombres, marcas, reservas y obras

MARCO SERNA.- Más de un centenar de grupos musicales originales se ven obligados a enfrentar juicios para defender sus derechos de autor, pues sus nombres, marcas, reservas (protección al nombre artístico notoriamente conocido) y obras son utilizados por músicos que se separan de ellos y forman otros conjuntos con denominaciones similares, o por fanáticos que se hacen pasar por descendientes de los creadores; algunos incluso acusan a los propios artistas de ser los responsables del plagio.

Los certificados de las obras musicales también son objeto de falsificación, pues se otorgan de buena fe y pueden ser registrados por personas que no son sus verdaderos autores ni compositores.

En el país, son muchas las agrupaciones que padecen este problema, que afecta tanto a los grupos consagrados como a los emergentes. En nuestra región, es frecuente que se presenten Los Cadetes de Linares, Sonora Santanera, Mi Banda el Mexicano, Los Caminantes, Los Ángeles Negros, Los Dandys, entre muchos otros conjuntos que están siendo plagiados. Para recuperar el nombre, los dueños originales, a quienes a veces se los roban porque alguien más los registra, tienen que pagar millones de pesos a los abogados.

A estos grupos se les llama piratas, porque usan el nombre para hacerse pasar por el grupo original, cuando en algunos casos los integrantes originales ya fallecieron, pero el nombre se sigue explotando.

Los juicios se tienen que resolver en varias instancias especializadas. Por ejemplo, al principio, es en Indautor, después en el Instituto Mexicano de la Propiedad Industrial, en el tribunal y en la fiscalía especializadas. Al final, hay litigios con más de 20 años que no se han solucionado.

Se estima que hay más de 200 casos en nuestro país de conjuntos afectados y lo único que exigen los afectados es que se respeten los derechos de autor y reservas, pues también se paga a las instituciones para cuidar nombres, imágenes, dibujos o música, como para que llegue cualquiera y pida una reserva de tal grupo y se la concedan como acto de buena fe.

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